lunes, 10 de septiembre de 2007

365 Días Bastante Parecidos I

Me levanto cada día con la radio sonando con un volumen apropiado, pero sin embargo, necesario para despertar ... y molestar. Reggaeton, a veces algo de Pop, no tan malo, total en la lucha con la almohada, todo vale. Tomo una ducha, me visto con lo primero que encuentro (no uso uniforme), pero antes de eso, sentarme a observar el día, escuchar música y lograr lo que no logro en 5 minutos bajo el agua; despertar. Comienzan los avisos de la Claudita; me llaman a tomar desayuno, pienso un poco más y decido bajar a comer. Sacar la vuelta un rato, mirar tele con mi viejita mientras tomo desayuno tranquilo y cuando ya son las 9 en punto comienzo a comerme el ultimo pan, siempre falta algo que no alcanzo a comer, a la vuelta lo comeré. Mi vieja sale a estudiar y yo salgo a lo mío. Camino lento por la vereda o la calle (según la posición de los regadores de los considerados vecinos), derrepente con mi guitarra al hombro, derrepente sin ésta y rara vez con un cuaderno o un libro estudiando a última hora. Bajo por la calle, saludo a los guardias como si los conociera de toda la vida, siempre el jardinero me espera con la cabeza alta para recibir un saludo. Llego a la esquina y ese es el momento es que estoy mas vulnerable, alguien me llevara al colegio, ¿que les cuesta?. Hay veces que no pasan autos por la hora. Llego al colegio, en auto, a pata, como sea. Ya son las 9:10, se acerca Fabián y me exige que me saque el poleron que llevo puesto (tiene que ser verde), luego me dirige a hablar con Abraham. Con la simpatía de siempre, me agarra pal webeo y me diceque me tengo que quedar afuera, hay veces en que entro. Todo depende de la cara de sueño que me acompañe ese día.